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CuentosDeDonCoco - 2010. Con la tecnología de Blogger.

LOS SABORES DE MI TIERRA.

LOS SABORES DE MI TIERRA.

TUMBES.
Calor, mar y manglares se conjugan para dar origen a un delicioso manjar: el cebiche de conchas negras, plato característico de este paradisiaco lugar. Si vamos a Puerto Pizarro o a Punta Sal, no puede faltar el ají de langostino o el majarisco, una delicia de plátano y marisco. Y que mejor para acompañar estos sabores del mar que un buen chinguirito, bebida típica de este departamento de nuestro mapa, el más chiquito.

LA LIBERTAD
Coqueta capital de la marinera, seduce el paladar exigente de quien la va a visitar. Con una genial mezcla de ingredientes y el calor especial de su gente, pone el ambiente en cualquier lugar. Además del popular cebiche, puedes probar, desde seco de cabrito con frejoles hasta un buen shámbar.

LIMA
En nuestra ciudad capital, donde la jarana criolla está lista, no hay un solo mortal que a los anticuchos se resista. Y si de endulzar el corazón se trata, hace falta más que una buena serenata. Y es que los limeños gustan de los postres de clavo y canela: mazamorra morada, turrón de Doña Pepa y suspiro de limeña, potajes que deleitan hasta el que más sueña.

CUZCO
No hay mejor lugar que el llamado “ombligo del mundo” para deleitar el vientre con los sabores del Perú profundo. La raíz de los incas nutre a la cocina cusqueña, siendo la papa y el maíz los principales ingredientes de sus recetas. Y si de carnes se trata, Cusco se come el cerdo, cordero, llama, cabrito y alpaca. El olluco con carne, el pepián de choclo, el adobo de cerdo y el chicharron… ¡Hummm!... hay delicias por montón.

Arequipa
La Cuidad Blanca tiene una gran variedad de comidas que a muchos encanta… Y es que el rocoto, fuego del Misti dormido, el ánimo a cualquiera levanta: el rocoto relleno, el solterito, el escribano y la ocopa son viandas que al paladar alocan. ¡Y a todos se les hace agua en la boca!
JUNÍN
Su baile, el huaylash, es como su comida. Fuerte, enérgico y multicolor. Las carnes y los tubérculos se unen en una danza de puro sabor: la pachamanca, con ingredientes que se funden en la tierra y le rinden honor. La papa a la huancaína, el cordero al palo y el chicharrón son otras muestras de su mejor sazón.

LORETO
De la selva, sus alimentos refrescante y tropicales. El plátano y la cecina son la base de su cocina, y el tacacho es un manjar de sabor sin igual. Pero, sin duda, el más popular es el juane, nutritivo y consistente tamal de arroz y gallina, capaz de satisfacer el gusto más especial. ¡Ah!... Y para brindar, la bebida ideal es el masato, a base de yuca y de sabor fenomenal.

Olivia Yerovi.

UN FAMILIÓN

UN FAMILIÓN - DÍA DE LA FAMILIA
Tengo una linda familia, es decir, un familión, porque somos muchos niños, padres, tíos: ¡un montón!

Si empezamos por mi madre y mi padre, ya son dos. Cinco somos entonces con mis hermanos y yo. Si mis abuelos sumamos a este largo listón, nueve seremos por todos… ¡una gran generación!

Cuando llegan de visita mis tíos de San Ramón, seguro que somos trece. ¡Cómo crece el familión! De mis primos, ni se diga si los vamos a incluir, doce queridos amigos para jugar y reír.

Rosario Márquez.

LA PIEDRECITA EN LA ARENA

LA PIEDRECITA EN LA ARENA

La piedrecita en la arena
tenía la cara sucia;
vino el agua y la cubrió
con sombrerito de espuma.

¡A la una,
a las dos
que se esfuma
el sombrerito de espuma!
Pero esta vez la carita
bien lavadita asomó
la piedrecita en la arena.

¡A la una,
a las dos,
a las tres
que te lo diré otra vez!

Vino el agua y la cubrió
con sombrerito de espuma
y la carita de nuevo
bien lavadita de nuevo asomó,
limpia, soleada y risueña,
la piedrecita en la arena.

Javier Sologuren.

MI PRIMER DÍA DE CLASES

MI PRIMER DÍA DE CLASES
Sonó el despertador “ring – ring - ring”, ya era hora de levantarme.
Mamá abrió la puerta de mi cuarto y con un dulce beso me despertó y dijo: “Alberto, ya es hora de que te levantes, hoy es tu primer día de clases”. Entre sueños la escuché y medio dormido me levanté.

Me sentía algo nervioso, entraba a segundo grado y tendría nuevos amigos y amigas, pero me preocupaba cómo íbamos a ser amigos si nunca los había visto. Todo eso pensaba mientras me lavaba los dientes, después de haber tomado desayuno.

Papá y mamá me llevaron a la escuela y me dejaron en la puerta de mi salón. Muy tímido observé el salón y a los niños que, al igual que yo, llegaban con sus padres.
La maestra se acercó a mí, me saludó cariñosamente, me preguntó mi nombre y me designó una carpeta.
Había llegado el momento de hacer nuevos amigos, pero el problema fue que no sabía cómo hacerlo.

De pronto la maestra iniciaba la clase, pero un ruido que venía desde el pasadizo la detuvo, y se fue a averiguar qué era lo que pasaba.

Era un niño que estaba en la puerta del salón y, por la expresión de su rostro, parecía que no se animaba a entrar. Observé cómo mi maestra le hablaba cálidamente, pero el niño mostraba cara de timidez.

Así que decidí acercarme, y con una gran sonrisa le dije: “Hola, mi nombre es Alberto. ¿Qué te parece si te sientas a mi lado?” Sin dudarlo, me respondió: “Claro, mi nombre es José”
Juntos entramos al salón y nos sentamos en la misma carpeta.
Me sentía feliz porque tenía un nuevo amigo. Desde ese momento, comprendí que la mejor manera de iniciar una amistad es brindando confianza y, claro, también una gran sonrisa. Ahora tengo muchos amigos, pero José y yo siempre seremos los mejores amigos.
Magaly Gonzales F. (Perú)

EL PRÍNCIPE Y EL MENDIGO

EL PRÍNCIPE Y EL MENDIGO

Érase un principito curioso que quiso un día salir a pasear sin escolta. Caminando por un barrio muy pobre de su ciudad, descubrió a un muchacho de su estatura que era en todo exacto a él.
- ¡Sí que es casualidad! – dijo el príncipe -. Nos parecemos como dos gotas de agua.
- Es cierto – reconoció el mendigo-. Pero yo voy vestido de andrajos y tú te cubres de sedas y terciopelo. Sería feliz si pudiera vestir durante un instante la ropa que llevas tú.
Entonces el príncipe, avergonzado de su riqueza, se despojó de su traje, calzado y el collar de la Orden de la Serpiente, cuajado de piedras preciosas.
- Eres exacto a mí – repitió el príncipe, que se había vestido, en tanto, la ropas del mendigo.
Pero en aquel momento llegó la guardia buscando al personaje y se llevaron al mendigo. El príncipe corría detrás queriendo convencerlos de su error, pero fue inútil. Aquella noche moría el anciano rey y el mendigo ocupó el trono. Lleno su corazón de rencor por la miseria en la que su vida había transcurrido, empezó a oprimir al pueblo, ansioso de riqueza. Y mientras tanto, el verdadero príncipe, tras las verjas del palacio, esperaba que le arrojasen un pedazo de pan.
Contó en la ciudad quien era y lo tomaron por loco. Cansado de proclamar inútilmente su identidad, recorrió la ciudad en busca de trabajo. Realizó las faenas más duras, por un miserable jornal.
Era ya mayor, cuando estalló la guerra con el país vecino. El príncipe, llevado por amor a su patria, se alistó en el ejército, mientras el mendigo que ocupaba el trono continuaba entregado a los placeres.
Un día, en lo más arduo de la batalla, el soldado fue en busca del general. Con increíble audacia le hizo saber que había dispuesto mal sus tropas y que el difunto rey, con su gran estrategia, hubiera planeado de otro modo la batalla.
- ¿Cómo sabes tú que nuestro llorado monarca lo hubiera hecho así?
- Porque se ocupó de enseñarme cuando sabía, Era mi padre.
El general, desorientado, siguió no obstante los consejos del soldado y pudo poner en fuga al enemigo. Luego fue en busca del muchacho, que se curaba junto al arroyo una herida que había recibido en el hombro. Junto al cuello se destacaban tres rayitas rojas.
- ¡Es la señal que vi en el príncipe recién nacido! – exclamó el general.
Comprendió entonces que la persona que ocupaba el trono no era el verdadero rey y, con su autoridad, ciño la corona en las sienes de su auténtico dueño.
El príncipe había sufrido demasiado y sabía perdonar. El usurpador no recibió castigo, por el contrario tuvo trabajo diario.
Cuando el pueblo alababa el arte de su rey para gobernar y su gran generosidad, él respondía:
Es gracias a haber vivido y sufrido con el pueblo por lo que hoy puedo ser un buen rey.

Mark Twain.

1era semana de Octubre: Semana del Niño

1era semana de Octubre: Semana del Niño

Los chicos
Que se vengan los chicos de todas partes que estén los de la Luna y los de Marte.
Que se vengan los chicos de los planetas, prendidos a la cola de algún cometa.
Que no falte ninguno a mi cumpleaños y que no se preocupen por los regalos. La lara lara lara, la lara lero que estén todos los chicos del mundo entero.
Algunos dicen que de Venus venían, trajeron de regalo las tres Marías. El chico de la Luna, petiso y feo, me regaló una nube que halló en el cielo.
Los de marte me dieron un sorpresón, pues cada uno traía rayos del Sol. La lara lara lara, la lara lero ya están todos los chicos del mundo entero.

E. Inchausti.

Fragmento de “El Hombre que Calculaba” Malba Tahan. Capitulo XXXIV

MISCELÁNEA

“… Después de haber dado solución a los más intrincados problemas que se le habían presentado, Beremís Samir, el hombre que calculaba, se acercó resueltamente al palacio del rey a conquistar su mejor triunfo: el corazón de la bella Sasha, hija del rey. Él poderoso hombre no podía creer la valentía de este joven que pretendía tamaña osadía.
- Has logrado irritarme mucho, te propondré un problema tal que si lo resuelves no sólo tendrás a mi adorable hija sino un lugar propio en la corte hasta mi muerte en que te convertirás en soberano, pero si no lo haces, ¡¡¡Pobre de ti!!!... preferirás estar muerto mil veces antes que sufrir siguiera una de las penalidades por las que pasarás ”
El joven no se amillanó y le dijo:
- Tengo plana certeza de que sé hacer y si no lo consigo, gustoso sufriré las consecuencias pues tener conmigo a Sasha, que es la más radiante estrella del firmamento, ha sido el más dulce objetivo que he perseguido en mi vida.
El rey llamó a uno de sus ministros y luego de una brece conversación le funcionario se retiró para luego regresar con cinco esclavas totalmente cubiertas por velos rojos y cada una con un número del 1 al 5.

- Este es el problema: De las cinco esclavas, has dos que tienen los ojos negros y las otras verdes, las esclavas de ojos negros jamás te una mentira, pero las de ojos verdes sólo saben mentir. Tienes derecho de escoger a tres esclavas para hacerles una pregunta a cada una, y luego de eso me dirás el color de ojos de cada una de las cinco.

Nunca se había encontrado Beremís ante un problema similar y la sangre se le heló ante la incertidumbre de no saber a quién preguntar primero diciéndose luego de una breve pausa a acercarse a la esclava #1.

- ¿De qué color son tus ojos?
- Kens ta jaire.
Beremís protestó, no se le había dicho que las esclavas no hablaban el idioma del reino.

- Todas ellas hablan nuestro idioma – dijo el rey-, pero proviene de distintas partes del mundo y es comprensible que te respondieran así: Las otras te responderán en nuestro idioma, pero sólo te quedan dos preguntas por hacer.
- ¡Sólo dos preguntas!.. Casi instintivamente, Beremís se acercó a las esclava #2 y le preguntó:
- ¿Qué ha dicho la esclava #1?
- Ha dicho “mis ojos son verdes”
Beremís estaba con el alma en un hilo, luego de pensar unos instantes se dirigió a la esclava #3 y le preguntó.

- ¿De qué color son los ojos de las esclavas #1 y #2?
Tan pronto hizo la pregunta, Beremis sintió un pánico mortal, pues también debió preguntarle por el color de ojos de las esclavas #4 y #5… No hubo tiempo para ello pues la esclava #3 ya le respondía…

La esclava #1 tiene los ojos negros y la #2 los ojos verdes.

Beremís dio un hondo suspiro, se acercó lentamente al rey y en voz baja le dio su respuesta… la respuesta es correcta.

- ¡¡¡Por el turbante del Gran Profeta!!!... ya he degollado a muchos cuya soberbia no alcanzó para resolver este problema, y ni en mi corte ni en las cortes de reinos vecinos y lejanos he encatrado mentes capaces de darle solución… pero este joven con su increíble capacidad y sin perder la calma lo ha resuelto… ahora lo otorgo mi joya más preciada: mi querida hija Sascha y el derecho de sucederme a mi muerte.

La boda de celebró entre la desbordante alegría del pueblo que no cesada de corear los nombres de Beremís y Sascha. A la muerte del rey, que fue muy sentida, Beremís asumió un reino de justicia, amor y equidad que posteriormente, sin éxito, otros quisieron igualar…”

Fragmento de “El Hombre que Calculaba” Malba Tahan.

LA INUNDACIÓN

LA INUNDACIÓN

Cierta vez don Juan, el zorro, se había echado a dormir la siesta a la sombra de un sauzal, frente al río. Al despertar, miró al agua y se quedó pasmado, pues la creciente venía con toda su furia. El río se había desbordado y había dejado al zorro en un pedacito de tierra. El agua lo rodeaba por todas partes. ¡La inundación lo había agarrado dormido!

Don Juan se puso a mirar el “camalotaje” que pasaba flotando por el río.

- Ojalá – pensó – apareciera un alma caritativa que me sacara de este aprieto.
Así estaba pensando cuando vio asomar aguas abajo los ojos y la punta del hocico de un yacaré.

- ¡Epa, amigo! – le dijo-. ¿Por qué no me da una manito? Aunque no sé quien es usted.
Entonces el yacaré sacó la cabeza y le contestó:
- José Paredes, mi amigo.
- ¡Ah, José Paredes! – dijo el zorro- ¡Algo he oído hablar de ti! ¿Por qué no me sacas de este aprieto?
El yacaré se acercó al islote donde estaba don Juan y le dijo:
- Sube, amigo, a mi lomo, que te llevo a tierra firme.
Pero en realidad, la intención del yacaré era ahogar al zorro para después comérselo.
Don Juan pegó un brinco y subió al lomo del yacaré. Este empezó a avanzar sobre la superficie del agua. Iban así, callados, hasta que el zorro se dio cuenta de que el yacaré se hundía poquito a poco, y cuando sintió que el agua le llegaba hasta las caderas, dijo:
- ¡Ah, don Paredes! ¡Con razón mi hermana te quiere tanto!
El yacaré, que no esperaba esta declaración, le dijo:
- ¿Tú hermana?
- Sí, mi hermana. Le contestó don Juan.
- ¡Y está linda tu hermana! – dijo el yacaré. Y después, como haciéndose el distraído, volvió a preguntarle:
- ¿Y qué dice tú hermana de mí?
- Ah – contestó enseguida el zorro -, siempre me dice: “Este don José Paredes, mozo lindo, ojitos brillantes, dientes de marfil, que sabe conversar y que, cuando va por el rio, parece una embarcación”.
El yacaré empezó a hincharse de orgullo y cuando más se hinchaba, más flotaba y más salía a la superficie.
- ¡Aja! ¡Qué bueno!... ¿Y eso te comenta? ¡Qué bueno!
Y ya no cabía en su propio cuero de tan hinchado que iba el vanidoso yacaré, mientras el zorro estaba de lo más orondo en el lomo, ya ni se mojaba las patas. En este momento de la conversación, don Juan vio que encontraba muy cerca de la costa. Calculando la distancia, pegó un salto y alcanzó la tierra firme.
Don José Paredes quedó tan asombrado que se desinfló de golpe y se hundió en el agua hasta dejar solamente la cabeza afuera.
Mientras tanto, don Juan, en la orilla, se reía a más no poder.
- ¡Qué va a decir eso de ti, mi hermana viejo tonto y vanidoso! – le gritó-. Dice, sí, que tienes los ojos legañosos, los dientes de perro, la cola de serrucho, las patas chuecas y que cuando vas por el río, pareces un tronco que se lleva el agua.
Y se fue tranquilo, con las orejitas paradas, la cola esponjadas de gusto y riendo de sus diabluras que lo ayudó a salvar el pellejo.
Mientras tanto, el pobre yacaré su hundía para esconder su vergüenza ante la astucia de don Juan.
Cuento Popular

POEMA - "A RAMÓN CASTILLA"

A RAMÓN CASTILLA

Viejo soldado de la patria mía,
orgullo del Perú republicano,
supiste libertar al pobre hermano
del injusto dolor en que moría.
Gobernante sencillo, infatigable,
tú mejoraste del Perú la suerte,
luchando hasta el instante de tu muerte
con estoico valor indoblegable.

En tu recia figura combativa
hay fulgores de la sangre nativa,
que luchan con tesón por su ideal.

Y por eso se eleva tu memoria,
Traspasando los lindes de la gloria
En un vuelo de alcance universal.
Justo Arnaldo Salas.

POEMA DE ROMANCE DE LA ROSA LIMEÑA

POEMA DE ROMANCE DE LA ROSA LIMEÑA
En el rosal de amor
se ha abierto una rosa blanca
Jesús, el jardinero
la está mirando con ansia.
Corola de amanecer
y flor de luna nevada,
con un aroma de cielo
que sin querer se le escapa.

¿Tal vez son nueves de seda
o estrellitas deshojadas,
tunes agujas de espuma
con un ovillo de plata
tejiendo ese milagro
de albores y de fragancias?
¿Qué fresca lluvia de encanto
le dio transparencias de agua?
¿Mariposa de cristal
le han hecho regalado sus alas?

Las manitas luminosas
se acercan a acariciarla
la rosa, para no herirlas,
con las espinas de grana
que se erizan en el tallo,
ella misma se las clava,
y aunque el dolor la enrojece
¡Cómo perfumar sus llagas!

Jesús el jardinerito,
mira a la rosa que sangra
y se la prende en el pecho
sobre la túnica clara.
En el cielo de sus ojos
hay dos estrellas doradas;
en el rosal de la gloria
se ha abierto una rosa blanca,
Jesús, el Jardinerito
le está diciendo que la ama.
Esther Allison (peruana)

POEMA - PARA RAMÓN CASTILLA - "CASTILLA"

CASTILLA
El pueblo te elevó noble guerrero;
defendiste en la lid su santa causa
y al ruido del cañon fuiste el primero,
que la bandera de paz levanta.

El valor te ilumina y justiciero,
la patria libras de extranjeras planta
y más radiante en tu fulgor postrero
cual sol de liberta tu luz encarna.

Hijos de las batallas: el destino
sus bellas horas quiso reservarte
y en el triunfo el ángel fue tu destino.
¡Ilustre magistrado! Tu estandarte
fue la Constitución. Mi frente inclino
y uno al pueblo mi voz al saludarte.

Manuel Nicolás Corpancho
 

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