EL GALÁN Y LA DAMA

Un galán que era aclamado en todo París por su elegancia, distinción y gusto al vestirse gustaba deslumbrar a todos con sus cuarenta trajes, cientos de alhajas, docenas de botines y capas, amén de sombreros emplumados y hebillas del más fino “oro”, cierto día, para probar los conocimientos de su dama; decidió poner en su cinturón una hebilla del más ordinario estaño pintado de dorado. Pero tan seguro estaba de su fama de elegante. que la dama al verlo exclamó:
-¡Qué bella hebilla! ¡Qué brillo! que lustre da el oro a ese cinturón, es una prueba más de tu buen gusto.
Moraleja:
“Cuando alguien alcanzado la fama, se le celebra cualquier desatino como fuese una genialidad”
Fábulas De Esopo
Fuente: Toribio Anyarin Injante
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